La Visión como inspiración

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¿Cuántas veces hemos visto la Misión y la Visión de una empresa colgadas en cuadros de las paredes de una empresa, o incluso en su sitio de Internet? De muy pocas te acordarás, e incluso, muchas llegan a parecerse entre ellas. Debemos aprovechar estos meses en los que hemos reflexionado sobre tantas aspectos, personales y profesionales, y utilizar la Visión como inspiración (https://redintegralis.com/2020/04/23/tiempos-de-escenarios-ineditos/).

En este espacio no discutiremos sobre la semántica de la Misión y la Visión, que varían entre empresas, incluso entre países, lo importante es que las empresas tengan conceptos claros sobre a lo que se dedica la organización y hacia donde va la misma, un destino, una visión.

La Visión es un elemento fundamental de la Planeación Estratégica de cualquier organización; sin embargo, es innegable la falta de claridad y de valor que puede tener la misma para muchos emprendedores, directores generales, CEO´s, consejeros, fundadores; gobernadores y presidentes, de diferentes organizaciones, públicas y privadas. Para muchos de ellos no es necesaria, o sólo son “palabras bonitas”, que en realidad son “letra muerta” para poner en folletos y en la página web. Y en efecto son letra muerta, precisamente por ese concepto que se tiene de la misma.

La Visión de una empresa debe proyectar sus aspiraciones, dar una visión panorámica de hacia dónde se dirige la organización, ayuda a plantear la ruta para prepararse hacia el futuro y si está bien pensada, bien comunicada y adoptada por todos los miembros de la organización, logra alinear los esfuerzos y los recursos hacia los mismos objetivos, haciendo en consecuencia, una organización más eficaz y eficiente. Podemos recordar la anécdota de los dos albañiles, uno que sólo “ponía piedras, unas sobre otras” y el otro que “construía una catedral” (http://sicap-instituto.com/JML4/index.php/articulos/auto-ayuda/480-construyes-catedrales-o-pones-ladrillos). Vemos ahora que, más que para los clientes, estos elementos son para los miembros de la organización.

Por estas características, la Visión, además de apoyar en el proceso de planeación, puede y debe ser un elemento que “toque” el factor humano y que inspire a nuestro equipo de trabajo. Por eso, este es un buen momento para revisarla y cuestionarnos si está bien pensada, bien comunicada y bien adoptada por la organización. Una visión bien pensada, puede y debe superar diversas coyunturas en el corto y mediano plazos; pero no basta con que esté bien pensada.

Grandes empresas pueden caer en situaciones que cuesten millones de pesos, por no tener una buena comunicación y adopción del rumbo hacia donde se dirige la empresa.

Una visión no debe “refugiarse” en los éxitos pasados o presentes, debe evitar generalidades (que le caben a cualquier organización) y superlativos (la mejor, la más exitosa, líder global) que suelen omitir aspectos esenciales o específicos de cada organización.

Si está bien pensada y planteada, se vuelve herramienta fundamental para que la alta dirección tome decisiones; y si es específica para cada empresa, es un elemento que apoya la construcción de objetivos y estrategias. Recordemos el dicho “no hay buen viento para aquel que no sabe hacia dónde va”.

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